
El camino espiritual no es un andar solitario
Es importante encontrar un lugar y un espacio para crecer en la fe.
El camino espiritual no es un andar solitario
Published: 11 July 2019
Por Ricardo J. Márquez
“Siento una
gran necesidad de prestarle atención a mi desarrollo espiritual”. Así se
expresaba uno de los participantes del Curso de Introducción a la
Espiritualidad Cristiana que ofrece el
Instituto Pastoral de la Diócesis en la Parroquia
del “Holy Spirit”.
Un total de
23 participantes tienen programadas 10 sesiones (30 horas) para tratar
diferentes temas que les permitirá desarrollar una mayor conciencia de lo que
es el crecimiento espiritual, cultivar prácticas de oración contemplativa y
fomentar la vida espiritual como un modo de vida.
Iniciamos la
sesión abriendo un espacio para que los participantes se conectaran con lo que
buscaban en el fondo de su corazón. Así cada uno iba expresando la intención de
su presencia en el curso.
Después de
un corto silencio, comenzaron a compartir: “He hecho varios cursos y he
aprendido mucho, pero siento que me falta algo”; “Después de casi perder la
vida en un accidente sentí la protección y el amor de Dios, me cambió la
vida…quiero entender lo que siento y poderlo comunicar”; “Sé que Dios me invita y me llama, pero no sé
cómo responderle, con la vida de trabajo que tengo no consigo el tiempo para hacerlo”.
Para mí,
ser “partero” de este momento fue un regalo. Cuando en un grupo se habla desde
el alma, se diluyen las diferencias para conectarnos con el anhelo y la llamada
universal que todos llevamos por dentro.
Cuando
éramos niños pensábamos y actuábamos como niños, pero ahora que hemos crecido y
somos adultos nos toca crecer y hacernos adultos en la fe. Las preguntas y las
inquietudes que sentimos nos invitan a explorar más a fondo y requieren de una
consciente apertura a la gracia, trabajo personal para pasar de lo que es una fe
implícita, culturalmente recibida, a una fe asumida, digerida e integrada en
nuestras vidas, fe que se expresa en un modo der ser, de servir y de tratar a
las personas.
Cuando comparto
con estos grupos, hombres y mujeres, que después de horas de trabajo en la
calle y en sus casas, sacan fuerzas y tiempo para ir a su parroquia para
formarse, crecer y vivir más consciente su fe, se renuevan mis esperanzas. Es
constatar la acción constante del Espíritu que nos sigue moviendo hacia la vida
plena.
La
Parroquia, los grupos, los cursos que se ofrecen son medios para crear las
condiciones para que las personas puedan tener la oportunidad de ese encuentro
personal, sagrado y único con el Señor, con su Dios, con la Trinidad. Toda
acción pastoral debería estar dirigida a ese fin, ningún grupo o movimiento es
un fin en sí mismo, es siempre un medio para que las personas puedan llegar y
experimentar que son amados por su Creador. Preparar y allanar los caminos para
ese encuentro íntimo, único y transformador es el “Principio y Fundamento” de
toda transformación profunda, porque después que hemos sido tocados por ese “fuego”
la vida ya no es lo misma, y el fuego no se puede retener, es para pasarlo.
El amor como el fuego es expansivo, por eso el camino espiritual no es un camino solitario de aislamiento sino de profunda y gozosa conexión con todo. Es llegar a ver a Dios en todas las cosas, es contemplar su chispa y esplendor en toda la creación, en la hermana flor, en el rostro herido de un niño abandonado, en el hermano preso, en el hermano inmigrante…